DE LA CRÍTICA A LA PROPUESTA …
y de la PROPUESTA a la ACCIÓN
Si nos colocamos a describir los “grandes problemas internos” de la UACh, podremos encontrar “sorpresas” como las condiciones para las becas de alimentación, los altos aranceles, la falta de infraestructura adecuada, el "sobretrabajo" -eufemismo para la lisa y llana explotación- sufrido por funcionarios, las carencias en los hogares estudiantiles, la no contratación de una gran parte de buenos académicos “adjuntos” que ganan un moco (y que no tienen nigún beneficio ni seguridad social), la mala implementación de laboratorios como el de Calfuco o los de Química, etc. y más etc.
En términos estrictos, satisfacer esas mínimas necesidades sería tener Responsabilidad Social con la propia Comunidad Universitaria, porque se le entregaría bienestar a partir de la satisfacción de derechos básicos. Pero como la idea es tratar el aporte de la Academia a la comunidad que nos acoge, afirmamos que la UACh no va por buen camino, sino que su sendero se ve incentivado e iluminado por la iconofagia (devoración de imágenes) y por la competencia de la selva libremercadista, sin preocuparse -desde el fondo- de un verdadero desarrollo social .
Seguí con este Apunte UACho...
Creemos que está mal, porque nos consta que de nada sirve el turismo social incentivado por sus cátedras de Responsabilidad, y que la reproducción de las lógicas de mercado en que se basa la Universidad (ojo, al igual que todas, considerando a la EDUCACIÓN como un NEGOCIO y no como un DERECHO, cosa que NINGUNA casa de estudios superiores se transforma en la excepción) hace que la RESPONSABILIDAD SOCIAL sea vista como una nueva estrategia de MARKETING, que traería muy buenos dividendos.
Porque la imagen, en nuestro siglo XXI, de verdad que vende.
Es por ello que los grupos de acción social amparados por la UACh, además de los ramos y proyectos impartidos y convocados, responden a una lógica de descripción de la realidad más que de crítica estructural. Prefieren apoyar las campañas de Un Techo para Chile antes que la lucha de los allegados de la Rubén Darío (quienes quieren viviendas dignas donde la Universidad planea un gran parque).
Pero señores: la imagen no lo es todo; la realidad supera a la ficción. Si de verdad se quiere ser una universidad de carácter público, y al servicio de la sociedad y no del mercado controlado por unos pocos ricos (obligaciones que hoy se esconden bajo la manta relativista de Responsabilidad Social), hay que reformular las mallas de cada una de las disciplinas presentes.
Dicho y propuesto: sólo un perfil críticode las carreras, en lo teórico, logrará romper con la indiferencia, el asistencialismo liviano y el voluntariado apolitizado, cuestiones que son usadas para mantener un sistema de privilegios para unos pocos a costa del sacrificio de la mayoría, cosa que amarra el compromiso de la Universidad con el desarrollo social. En tanto, la acción popular permanente, conciente, crítica y creativa es la que abrirá las puertas de una práctica nueva para las necesidades del entorno, como también permitirá recuperar el carácter social de nuestra Universidad. Así se honra al conocimiento: con su aplicación, revitalización y esparcimiento.
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